Le Corbusier, un reconocido arquitecto francés, decía: “prefiero dibujar que hablar. Dibujar es más rápido, y deja menos espacio para la mentira”. Nada más cierto en el mundo de los niños: a través de los dibujos, los niños expresan sus emociones, sentimientos, estados de ánimos y deseos.

Son, según los psicólogos infantiles, el mejor vehículo para acercarse a los pequeños y conocer la forma en la que perciben y representan el mundo. Además, muchas veces, los dibujos pueden llegar a reflejar el progreso de los niños en aspectos como la motricidad fina, el desarrollo cognitivo, social y emocional a través de la forma en la que realizan sus trazos sobre el papel, la mayor o menor presencia de figuras, detalles y elementos, la utilización de muchos o pocos colores y las temáticas o referencias a las que hacen alusión.

En definitiva, los dibujos de los niños hablan. ¿Cómo entender lo que expresan? Isabel Cristina Bettin, Óscar Díaz Sotelo y Natalia Turriago Gálvez, psicólogos y especialistas en el tema, dan algunas pistas para que padres y cuidadores empiecen a comprender un poco mejor lo que los niños expresan a través de sus dibujos. “Los dibujos, pueden convertirse en una forma de comprender las emociones y comportamientos de los niños. Sin embargo, lo expuesto a continuación debe ser apoyado por un profesional en psicología, que oriente y tenga en cuenta indicadores particulares y contextuales que resultan relevantes en el dibujo de los niños”, aclara Turriago Gálvez

El trazo

En general ocurre que, a mayor edad, los niños adquieren mayor seguridad en el trazo, es decir, la presión ejercida sobre la hoja y la precisión de las formas dibujadas deja ver líneas continuas y rectas en lugar de trazos discontinuos e irregulares.

Para Isabel Cristina Bettin, psicóloga educativa, los padres deben prestar atención a la manera en la que el niño realiza el trazo. Por ejemplo, si es demasiado débil, suave o intermitente, esto podría ser indicador de que el niño puede estar presentando un tono muscular bajo o alguna dificultad motora que le impide ejercer fuerza al dibujar o le genera cansancio. Ahora bien, Óscar Díaz, psicólogo y epidemiólogo, señala que si un niño pasa repentinamente de utilizar trazos con mayor presión a trazos más suaves, esto podría ser indicativo de algún cambio en su estado emocional como tristeza, inhibición o desesperanza; en cambio, si un niño empieza a ejercer presión excesiva, raya fuerte, retiñe, hace tachones o incluso, rasga la hoja con el lápiz o el color, esto podría indicar algún grado de ansiedad, rabia o estrés.

El contenido

La temática del dibujo depende en gran medida de las características del entorno en donde el niño se encuentra. Es común que reflejen aspectos cotidianos como las relaciones familiares,sus personajes favoritos de televisión, personajes de fábulas, cuentos o historias que escuchan o aprenden, o simplemente lo que su imaginación en ese momento les inspire a dibujar”, explica el psicólogo Óscar Díaz.

Ahora bien, de acuerdo con los expertos, el contenido del dibujo tiene mucho que ver con la manera en la que los niños perciben una situación particular y la relación que genera con esta. “Dice mucho si, por ejemplo, el niño dibuja de manera fluida y bonita o si degenera, mancha o desfigura a la persona, animal u objeto que está representando”, explica Bettin. De otra parte, según los psicólogos, se debe prestar atención cuando niños no viven en zonas de conflicto armado y tienen preferencias por los contenidos bélicos, dibujan armas, sangre y escenas violentas, que pueden estar relacionados con acercamientos a programas de televisión, películas o videojuegos no aptos para su edad.

En otros casos, ante la ocurrencia de alguna situación traumática o desagradable, los niños pueden tender a ser repetitivos al dibujar aspectos relacionados con esa situación en particular, haciendo énfasis en aquello que más impacto les generó como podría ser la separación de sus padres, un accidente, la muerte de la mascota o una simple pesadilla. A su vez, es importante resaltar que no es normal que a cierta edad los niños dibujen formas humanas haciendo énfasis en sus partes genitales o situaciones de cama, lo cual por lo general, se asocia a situaciones de abuso o violencia sexual”, advierte Díaz Sotelo.

Uso del espacio

Algunos psicólogos infantiles señalan que la forma en la que un niño ocupa el espacio de la hoja habla mucho sobre la manera en la que el niño actúa ante el mundo. Así, si dibuja en toda la hoja es un niño más extrovertido, dinámico, explorador y participativo, mientras que si solo ocupa una pequeña parte podría tratarse de un pequeño más tímido, inseguro, prudente e inhibido. Por lo general, los dibujos grandes expresan emoción y los pequeños, desgano, falta de energía o tristeza.

Otros expertos coinciden en señalar que la ocupación de la hoja depende de la edad: los más pequeños utilizan la hoja indiscriminadamente mientras que los mayores ya tienen una conducta social establecida que les indica que se dibuja con cierta lógica, es decir, el cielo arriba, el suelo abajo y los objetos y personas sobre este y no flotando.

La proporción y el detalle

El grado de detalle y el uso adecuado de las proporciones de las figuras que los niños dibujan depende en gran parte de la evolución cognitiva del niño: los más pequeños (entre los 2 y los 3 años) dibujan garabatos mientras que los más grandecitos (a partir de los 5 años) son capaces de crear figuras perfectamente identificables con varios elementos como rostros completo con ojos, nariz, orejas y boca, cuerpo, extremidades y rasgos diferenciales.“La proporción y el detalle de los dibujos, sugiere la forma en la que el niño significa a las personas que se encuentran a su alrededor”, sostiene la psicóloga Natalia Turriago.

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